Coronavirus: La Iglesia tiene un santo para los tiempos de

OFICINA CENTRAL, 07 ago. 21/06:00 am (ACI).- Ante este instante en el que varios se encuentran sin trabajo, la Iglesia Católica tiene a San Cayetano, patrono de los desocupados que vivieron la pobreza y la peste.

La economía ha sufrido un duro golpe en todo el mundo por el paro del comercio, gracias a las cuarentenas que han declarado muchos gobiernos para contener la propagación del coronavirus.

Como en la mayor parte de los casos, la Iglesia Católica tiene un beato para estos tiempos.

San Caetano era hijo de un noble, trabajó para un Papa, se realizó sacerdote, efectuó curas milagrosas, creó un banco y fue amigo de los pobres.

San Cayetano nació el 1 de octubre de 1487 en Vicenza (Italia).

Fue el menor de los tres hijos de Gaspar, conde de Thiene, y María Porto, una mujer devota que consagró a Caetano a la Muy santa Virgen María a una edad temprana y se cercioró de que recibiera una educación religiosa.

A los 20 años, Caetano se licenció en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Padua y, poco después, se trasladó a Roma, donde trabajó en la corte del papa Julio II y participó en el V Concilio de Letrán.

En el momento en que murió el Papa, Cayetano renunció a su cargo para estudiar para el sacerdocio y fue ordenado en 1516, a la edad de 36 años.

Al poco tiempo de hacerse sacerdote, con un pequeño conjunto de sacerdotes, fundó la Congregación de Clérigos Regulares, una comunidad que procuraba vivir como los apóstoles.

Al igual que su contemporáneo Martín Lutero, Cayetano y sus compañeros buscaron reformar la Iglesia, y en especial el clero, pero, en contraste a Lutero, pensaban que esta reforma podía celebrarse dentro de la Iglesia misma.

San Cayetano solicitó que la orden viviese en una pobreza tan estricta que ni siquiera pidieran limosna, sino que confiaran totalmente en la providencia de Dios.

El sacerdote era especialmente severo consigo mismo, señaló el padre Francis Xavier Weninger, en sus escritos de 1876, siempre y en todo momento vistiendo una camisa de piel y participando en oraciones y devociones a altas horas de la noche y temprano en la mañana con un corto reposo en una cama de paja.

También se sabía que tenía visiones de Nuestra Señora.

Particularmente, en la Nochebuena, Caetano tuvo una visión de la Madre de Dios cargando al Niño Jesús y colocándolo en los brazos del beato.

Cayetano también era conocido por ciertas curaciones prodigiosas, incluyendo la curación del pie, que iba a ser amputado, de un sacerdote de su orden.

A los 42 años, Gaetano creó un hospital para “incurables” en Venecia y trabajó para consolar y curar a los enfermos en tiempos de peste, escribió el padre Weninger.

Probablemente varios de los pacientes que atendió fueron víctimas de la peste bubónica, que reaparecía habitualmente en la localidad de Venecia, centro del comercio en todo el mundo.

En 1533, el Papa envió a Cayetano a Nápoles, donde fundó otro oratorio.

La iglesia de San Paolo Maggiore se transformó en un considerable centro de reforma católica.

Mientras que estaba en Nápoles, Cayetano cayó gravemente enfermo y ofreció sus sufrimientos por la conversión del pueblo de Nápoles.

Supuestamente, se negó a que lo movieran de las tablas de madera que le servían de cama, por lo que tenía más padecimiento que ofrecer.

Murió el 6 de agosto de 1547, en la celebración de la Transfiguración, y está enterrado en la Basílica de San Paolo Maggiore, en Nápoles.

Según ciertos informes, la pelea espiritual, política y popular en la localidad de Nápoles cesó poco tras la desaparición de Cayetano, lo que para bastantes fue la confirmación de su santidad.

Antes de ser santurrón canonizado, fue invocado cuando la peste asoló Nápoles en 1656.

Según un testimonio escrito por el entonces jefe de un hospital de Nápoles, entre 600 y 700 personas morían todos los días a causa de la peste en la ciudad.

Por ello se celebró la fiesta del entonces Santurrón Caetano, quien logró que ese día no se registrasen fallecidos, y la peste pronto desapareció de la ciudad.

San Cayetano fue canonizado por el Papa Clemente X en 1671.

Es el santo patrón de los motores de búsqueda de empleo y de los desempleados, tal como de numerosos países, incluidos Brasil, Italia, Argentina y El Salvador.

En Argentina, Caetano es muy querido y, desde 1970, miles de devotos participan de su celebración en el Santuario de Liniers, en Buenos Aires.

Muchos intercambian las habituales velas y flores por alimentos y ropa para repartir en las regiones más afectadas del país.

Oración a San Cayetano:

Glorioso San Caetano, ovacionado por todos los pueblos, Padre de la providencia por el hecho de que ayudas con grandes milagros a los que te invocan en sus necesidades, asisto a tu altar, suplicándote que presentes al Señor los deseos que con confianza coloco en tus manos.

(Pregunte por las gracias que quiere conseguir)

Haz que estas gracias, que ahora te solicito, me ayuden a buscar siempre y en todo momento el Reino de Dios y su Justicia, sabiendo que Dios (que viste de hermosura las flores del campo y alimenta de excelencia a las aves del cielo) me va a dar la resto cosas como resultado.

Amén.

Anunciado originalmente en ACI Press.

Traducido y adaptado por Nathália Queiroz.