Con la salida de diplomáticos de la Santa Sede de Hong Kong y Taiwán

HONG KONG, 07 de febrero. 22/04:02 pm (ACI).- En menos de una semana, la Santa Sede retiró a sus representantes de Hong Kong y Taiwán. “¿Está el Papa Francisco a puntito de establecer relaciones diplomáticas con el Partido Comunista Chino?” preguntó en Twitter el activista de derechos humanos Benedict Rogers ayer, 6 de febrero.

El 31 de enero del actual año, el sacerdote filipino Arnaldo Sánchez Catalán fue nombrado nuncio apostólico en Ruanda, África. La Santa Sede también anunció que, de ahora en adelante, va a tener la “dignidad de un arzobispo”.

En resumen, la nota de prensa de la Santa Sede relata que Sánchez Catalán trabajaba en la representación pontificia de Taipei, capital de la República de China, también famosa como Taiwán.

El cambio se genera a las puertas de la conmemoración del 80 aniversario de las relaciones diplomáticas entre Taiwán y la Santa Sede.

Más allá de que la Santa Sede aún reconoce a Taiwán como un país legítimo, la República Popular China, regida por el Partido Comunista Chino, lo considera una provincia rebelde.

El 5 de febrero, la Oficina de Prensa de la Santa Sede anunció el ascenso del sacerdote mexicano Javier Herrera Corona como nuncio apostólico en la República del Congo y Gabón, en África, también con “dignidad de arzobispo”.

Aunque la publicación oficial de la Santa Sede no lo menciona, Herrera Corona era el jefe de la Misión de Estudio de la Santa Sede en Hong Kong.

Hong Kong estuvo controlado por el Reino Unido a lo largo de mucho más de un siglo y medio. En 1997, Hong Kong fue entregado a la República Popular China. Aunque Hong Kong diviértete con autonomía, especialmente en el sistema económico, las demandas de los intentos de Beijing de imponer su sistema autoritario comunista han causado protestas masivas.

El obispo emérito de Hong Kong, el cardenal Joseph Zen, un crítico abierto del gobierno comunista chino, advirtió en 2020 que una sucesión de nuevas regulaciones conminaban la libertad religiosa en Hong Kong, donde hay mayor libertad de culto que en la China comunista.

La Iglesia católica ha sido víctima de la persecución del régimen comunista chino durante décadas. En su esfuerzo por acabar con el cristianismo, el Partido Comunista Chino creó la Asociación Católica Patriótica China, una suerte de “iglesia oficial” bajo el control del gobierno y también sin dependencia del Papa en el Vaticano.

Hasta entonces, los católicos leales a Roma se refugiaron en la clandestinidad y fueron perseguidos, arrestados y muchos asesinados.

El cardenal Zen también criticó abiertamente los acuerdos firmados por el Vaticano y China desde 2018 para el ascenso de obispos, cuyo texto completo no se sabe.

Tanto en el caso de Hong Kong como en Taiwán, la Santa Sede no anunció remplazos para los nuevos nuncios apostólicos.

Para Benedict Rogers, “sería totalmente inaceptable y provocador” que la Santa Sede se distanciara de Hong Kong y Taiwán para arrimarse a China.

“Los católicos deben hablar con una sola voz en todo el mundo para terminar con esto”, dijo, y enfatizó que la Iglesia debe apoyar a Hong Kong y Taiwán.

“Insto al Papa Francisco a que designe urgentemente nuevos representantes para Hong Kong y Taiwán”, dijo.

Además de esto, Rogers pidió al Papa Francisco “que nos asegure que el Vaticano mantendrá relaciones diplomáticas con Taiwán y no establecerá relaciones con el Partido Comunista de China y Xi Jinping”, presidente de la República Popular China.

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