RELIGION CRISTIANA

Cómo ser una iglesia sacramental

Cómo ser una iglesia sacramental

De qué manera ser una iglesia sacramental

“La Iglesia tiene la misión de manifestar a los hombres y mujeres el signo genuino del amor que salvó al mundo”.

“La Iglesia responderá al llamamiento de los Progenitores conciliares, siendo sacramento visible y universal de la Salvación de Cristo al mundo a través de dos signos concretos en la red social cristiana: el amor y la unidad. Para que el planeta crea, a fin de que todos sean uno; En esto conoceréis que sois mis discípulos, si les amáis los unos a los otros”.

Jackson Erpen – Ciudad del Vaticano

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Abriendo un nuevo capítulo al mostrar el tema de la Iglesia, asimismo desde lumen gentium, Padre Gerson Schmidt* en nuestro último programa hablaste de “Iglesia como sacramento en el planeta”. De hecho, “la Iglesia tiene la misión de manifestar a los hombres y mujeres el signo genuino del amor que salvó al planeta. Como Cuerpo de Cristo, la Iglesia jamás dejará de ser este signo”. Dando un paso más en la profundización de este tema, el sacerdote de Rio Grande do Sul ofrece el día de hoy la reflexión “Cómo ser Iglesia en el planeta”:

“¿Cómo va a ser la IGLESIA SEÑAL PARA EL MUNDO de ser sacramento de salvación, signo visible de la felicidad salvadora de Cristo? dice la constitución lumen gentium: “A los que se vuelven en la fe a Cristo, autor de la salvación y principio de unidad y de paz, Dios los ha llamado y constituido en la Iglesia, a fin de que sea para todos y cada uno sacramento visible de esta saludable unidad” (LG, 09).

La Iglesia va a ser signo para el planeta por el cariño vivido y la unidad construida, por el Espíritu Santurrón, signos testimoniados y vividos en una comunidad específica y experiencial. El amor y la unidad no tienen la posibilidad de ser platónicos. No se vive el mandamiento del amor de manera abstracta o sencillamente teórica y conceptual. Hay que vivir el cariño en pequeños o grandes gestos. Jesús mismo dijo: “En esto conoceréis que sois mis discípulos, si les amáis los unos a los otros” (Juan 13:35). “Los acólitos de Jesús no van a ser reconocidos ni por señales ajenas ni por el hecho de que proclamen el nombre de Jesús. Es la caridad, el amor, el mandamiento nuevo y también el signo nuevo. Por la caridad de sus integrantes, la Iglesia manifestará su semejanza y su unión con Jesús (Jn 17,21)”[1]. En la oración sacerdotal pronunciada por Jesús, en Juan 17, Cristo señala uno de los signos claros de la unidad como sacramento para descubrir al mundo que Él es el Salvador. Jesús dice: “Yo en ellos y tú en mí, a fin de que sean perfectos en la unidad y para que el mundo sepa que tú me enviaste y los amaste como me amaste a mí” (Jn 17,23). Por consiguiente, la Iglesia responderá al llamamiento de los Progenitores conciliares, siendo sacramento visible y universal de la Salvación de Cristo al planeta por medio de dos signos concretos en la comunidad cristiana: el amor y la unidad. A fin de que el planeta crea, para que todos sean uno; En esto conoceréis que sois mis discípulos, si les amáis los unos a los otros.

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La Iglesia tiene la misión de manifestar a los hombres y mujeres el signo auténtico del amor que salvó al planeta. Como Cuerpo de Cristo, la Iglesia jamás dejará de ser este signo. Jesús dijo en el Evangelio: “En esto van a conocer todos que sois mis acólitos, si tuviereis amor los unos con los otros” (Juan 13:35). Seremos sus acólitos si nos amamos unos a otros. Jesús dice en otra sección: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto; y de esta forma vais a ser mis discípulos. Como el Padre me amó, de esta manera asimismo yo los amé a ustedes; permaneced en mi amor” (Juan 15:8-9). La Iglesia da testimonio del amor salvífico solo estando que se encuentra en el mundo al que está designado este testimonio. El testimonio que precisa el planeta de hoy es más que nunca el testimonio del doble amor: si el católico no quiere a Dios con un amor filial de criatura, no podrá admitir activamente a todos los hombres como sus hermanos.

Tertuliano, que vivió entre el 160 y el 220 después de Cristo, o sea, en los siglos II y III del cristianismo, registró en sus escritos que en el momento en que los cristianos paseaban por las calles eran reconocidos por paganos que afirmaban: “Mira de qué manera se adoran”. Por consiguiente, la red social primitiva, los primeros cristianos, eran un signo aparente de Cristo resucitado. ¿Fue por la predicación, pues pronunciaron el nombre de Cristo, porque hicieron milagros en el nombre de Dios, o porque se reunían en las viviendas y partían el pan de la Eucaristía? No siempre. Fueron reconocidos como seguidores de Cristo por el hecho de que se amaban, eran reflejos del Dios vivo. “Mira de qué manera se adoran”, decían el resto que los veían. El amor era perceptible, real y visible. ¿Podrían otros fuera de nuestras comunidades cristianas el día de hoy asimismo afirmar esto? ¿Nos encontramos revelando al planeta que Cristo está vivo y resucitado entre nosotros?

El amor, cuando es íntimo e individual, puede no ser todavía un signo. Pero cuando se expande, en el momento en que vive y se esparce en la red social, entonces puede convertirse en una gran señal. No se trata aquí de ser una comunidad puramente jurídica, como tienen la posibilidad de ser nuestras parroquias geográficas o comunidades religiosas por convivencia obligada. Pero mientras estos u otros sean auténticos y verdaderos, en el momento en que uno se percata de que nos amamos de verdad en la dimensión de la cruz y hay una comunión de espíritu, según Raniero Cantalamessa[2]. “Después de ofrecer el mandamiento nuevo, Jesús añade: En esto van a conocer todos que sois mis acólitos, si os amáis los unos a los otros (Jn 13,35). Para ser signo para el planeta, el mandamiento nuevo necesita de la comunidad, casi como la Eucaristía precisa del pan y de la luz de un display para proyectarse. Sólo la comunidad es digna de fe; ni el amor, cuando permanece íntimo y también individual, es creíble. El nuevo mandamiento de Jesús equivale, por consiguiente, al mandamiento de formar la Iglesia como comunidad de amor y servicio recíproco.[3]. Es en la red social específica donde se manifiestan estos signos de fe”.

*El padre Gerson Schmidt fue ordenado sacerdote el 2 de enero de 1993, en Estrela (RS). Aparte de Filosofía y Teología, asimismo es Licenciado en Periodismo y Magíster en Comunicación por FAMECOS/PUCRS.

_____________________________

[1] Almeida, el P. José Antonio de. Pan de Cada Día, Año XI – nº 04, abril, p. 85.

[2] Cantalamessa, Raniero. El Verbo se hizo carne, Ed. Ave María, p. 583.

[3] Ibídem.

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Esperamos que le gustara nuestro articulo Cómo ser una iglesia sacramental
y todo lo relaciona a Dios , al Santo , nuestra iglesia para el Cristiano y Catolico .
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