¿Cómo era la ciudad de Éfeso en los tiempos bíblicos?

Éfeso era una ciudad fundamental en los tiempos bíblicos. Fue la capital de la provincia romana de Asia y el mayor centro comercial de esa zona. La ciudad de Éfeso tenía más de trescientos mil habitantes, una verdadera metrópoli de su tiempo.
La localidad de Éfeso estaba ubicada cerca de la costa oeste de Asia Menor, en el mar Egeo, en la desembocadura del río Cayster. Gracias a su estructura, relevancia y población, Éfeso se transformó en la segunda ciudad más grande del Imperio Romano, solo superada por Roma.
Poco se conoce sobre el origen de la ciudad de Éfeso, ya que su crónica es verdaderamente muy antigua. Lo que se conoce es que en torno a un tanto mucho más de mil años antes de Cristo, los colonos jónicos fueron a la región de la ciudad y expulsaron a sus viejos habitantes. Fueron estos colonos quienes hicieron del sitio una ciudad griega. No fue hasta el 133 a. C. que la ciudad de Éfeso pasó a ser parte de la provincia romana de Asia.
La localidad finalmente fue destruida entre el 262 y el 263 d. C., incluyendo la quema de su tienda que vendía artefactos religiosos. La localidad aun llegó a ser reconstruida, pero en el año 614 d.C. un terremoto provocó grandes daños. Las ruinas de la antigua ciudad de Éfeso están en la actual Turquía y son concurridas por turistas de todo el mundo.
La infraestructura de Éfeso
La localidad de Éfeso era muy alcanzable. Por tierra, Éfeso se encontraba conectada por buenas rutas con las ciudades más importantes de Asia. Por mar, Éfeso tenía entre los puertos mucho más esenciales de su temporada. En el puerto de Éfeso llegaban y partían los navíos más grandes de la temporada.
Había varios almacenes en la ciudad que estaban desperdigados a lo largo de las orillas del río. Los ciudadanos de Éfeso asimismo edificaron un anfiteatro con capacidad para unas veinticinco mil personas.
Pero la construcción que dio a saber a Éfeso fue su templo destinado a la diosa griega Artemisa, la diosa Diana para los romanos. El templo de la diosa Diana de Éfeso fue considerado una de las siete maravillas del mundo antiguo. El templo medía unos tres mil quinientos metros cuadrados y tenía más de cien columnas que alcanzaban precisamente los dieciocho metros de altura.
La ciudad de Éfeso también contaba con otros inmuebles monumentales. Entre ellos estaban palacios romanos, suntuosas casas de baños, un templo dedicado al culto del emperador romano y la conocida Biblioteca Celso.
Economía, cultura y religión de la ciudad de Éfeso
Éfeso era una localidad rica con una economía próspera que en el primer siglo también sirvió como centro administrativo para el gobierno romano. La localidad era un centro industrial y su comercio le reportó muchas riquezas. Pero el éxito económico de Éfeso estuvo íntimamente relacionado a sus temas religiosos. Entonces la ciudad era famosa no sólo por ser un considerable centro económico, sino asimismo por ser un centro espiritual de referencia.
De hecho, la religión en Éfeso empleaba a mucha gente y alimentaba la economía de la ciudad, en especial con la fabricación de artefactos religiosos. Nuestro Templo de Diana, por servirnos de un ejemplo, era al unísono un espacio de culto, un tesoro –un banco para depositar y prestar dinero– y un museo. Pero las áreas lindantes al templo, así como el interior del templo mismo, servían como cobijo para los delincuentes. Allí se refugiaron libremente desde traficantes de esclavos hasta ladrones.
Las artes y la filosofía también se desarrollaron en Éfeso. Había escuelas de filosofía, teatros y bibliotecas. En tiempos del dominio de roma, la religión del estado se extendió en Éfeso en relación con el culto a Artemisa. Aun hubo un templo dedicado a promover el culto al emperador.
Sin embargo, los eruditos comentan que los efesios tenían un estándar moral muy bajo. Algunos hablan de los habitantes de la ciudad como gente violenta, malvada y lasciva, y que el comportamiento promiscuo en el templo era peor que el comportamiento de los animales.
Éfeso en la Biblia
La localidad de Éfeso se relata muchas veces en la Santa Biblia en el Nuevo Testamento. En el primer siglo, varios judíos vivían en Éfeso y triunfaron influencia y riqueza allí. La comunidad judía de Éfeso gozó de la protección romana e inclusive edificó su propia sinagoga en la localidad.
En la Biblia leemos que el apóstol Pablo llevó el Evangelio de Cristo a Éfeso, ocasionando una secuencia de inconvenientes a quienes se favorecían del paganismo de la ciudad. Pablo visitó la ciudad a lo largo de su segundo viaje misionero mientras viajaba de Corinto a Jerusalén aproximadamente en el año 52 dC (Hechos 18:19-21).
Fue en ese tiempo que Priscila y Aquila se quedaron en Éfeso por un tiempo y trabajaron activamente en la obra del Señor, aun organizando las asambleas de creyentes en su hogar. Asimismo fue en Éfeso donde se hallaron con el receloso predicador Apolos (Hechos 18:18-25).
En su tercer viaje misionero, el apóstol Pablo pasó tres años en Éfeso (Hechos 20:31). Durante este periodo la Iglesia creció no solo en esa ciudad sino más bien asimismo en sus aledaños. Más tarde, exactamente el mismo apóstol escribió una carta a los creyentes de Éfeso. Al parecer volvió a visitar resumidamente la ciudad.
Timoteo estuvo al cargo de la iglesia en Éfeso por un tiempo (1 Timoteo 1:3). Tras el inicio de la revuelta judía, parece que el apóstol Juan asimismo fue a la localidad de Éfeso. La tradición cristiana aun asegura que fue en Éfeso donde el apóstol pasó sus últimos años y escribió los libros del Nuevo Testamento que son de su autoría.
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