Vaticano, 27 de julio. 21/02:42 pm (ACI).- El día de hoy comienza el juicio del cardenal Angelo Becciu, el primer cardenal en la historia en ser juzgado por la Justicia vaticana por delitos financieros. En primera audiencia se va a conocer la acusación contra los diez encausados, quienes van a poder alegar si son culpables o inocentes. El juicio va a tener sitio en una salón dentro de los Museos Vaticanos, renovada para aceptar mucho más espacio para el público.
El caso va a ser escuchado por tres jueces del tribunal de primera instancia del Estado de la Ciudad del Vaticano. Los jueces son laicos designados por el Papa Francisco. El presidente del tribunal es Giuseppe Pignatone, fiscal italiano jubilado. Los fiscales Alessandro Diddi y Roberto Zannotti representan los intereses de la Santa Sede.
El cardenal Angelo Becciu, que hasta 2015 fue adjunto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, el segundo cargo más importante del organismo, está acusado de malversación de fondos y abuso de poder. El principal escándalo es la compra de un edificio de mucho lujo en el 60 de Sloane Avenue, en Londres, por la parte de la Secretaría de Estado. Los empresarios italianos Raffaele Mincione y Gianluigi Torzi, que negociaron e intermediaron la compra del inmueble por parte del Secretario de Estado, y el letrado Nicola Squillace, que trabajaba para Torzi, están acusados de peculado, estafa, peculado y blanqueo de capitales.
Fabrizio Tirabassi, encargado de inversiones de la Secretaría de Estado, y Monseñor Mauro Carlino, también funcionario de la agencia, están acusados de corrupción, extorsión, peculado, estafa y abuso de poder.
René Brülhart y Tommaso Di Ruzza, expresidente y exdirector respectivamente de la Autoridad de Información Financiera (AIF), el organismo contra el blanqueo de capitales de la Santa Sede, están acusados de abuso de poder, abuso de funcionalidades y violación de la confidencialidad.
La asesora de seguridad italiana Cecilia Marogna está acusada de malversar fondos por recibir quinientos mil de euros de la Secretaría de Estado por medio de Becciu y haberlos gastado en artículos de gran lujo y viajes.
Ninguno de los acusados admitió su responsabilidad. Brülhart, Di Ruzza y Becciu afirmaron a la prensa que estaban ansiosos por probar su inocencia frente a los tribunales.
Diríase que Cecilia Marogna interactuó con agentes de los servicios secretos italianos y que el cardenal Becciu le pagó para hacer expedientes con información incriminatoria sobre el personal del Vaticano. Becciu lo niega.
El equipo de defensa de Marogna incluye a un ex- agente de inteligencia italiano, Riccardo Sindoca, como asesor legal. A través de él, Marogna dijo el mes pasado al periódico italiano La Reppublica que su “relación de confianza” con Becciu “sigue sin cambios”. Asimismo cuestionó las afirmaciones del secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, quien dijo no comprender qué estaba haciendo ella para la Secretaría de Estado.
Diríase que Brülhart tuvo un convenio de consejos en la Secretaría de Estado al tiempo que era presidente de la Autoridad de Información Financiera, que también tiene la labor de notificar a las autoridades judiciales sobre malas formas de proceder financieras. Su letrado mencionó que el trato era legítimo y aprobado por el Secretario de Estado.
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— ACI Digital (@acidigital) 15 de octubre de 2019