Damasco, 05 de agosto. 21/03:27 pm (ACI).- El Centro Católico de la Esperanza, una organización siria apoyada por la Iglesia Católica, inauguró el 22 de julio su primer centro de acompañamiento a microproyectos en Damasco. La meta es poner a disposición fondos para que las familias logren comenzar nuevos negocios o reiniciar proyectos interrumpidos durante la década de guerra en Siria.
El proyecto tiene el apoyo de la Fundación Pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN) y trabaja bajo la dirección espiritual del obispo latino de Siria, monseñor Georges Abou Khazen. Su sede está en Bab Touma, el histórico vecindario cristiano de Damasco, en frente de la Catedral católica melquita de Nuestra Señora de la Dormición. El plantel y los voluntarios valoran las solicitudes y brindan ayuda para reiniciar el negocio, en general con apariencia de equipo o capacitación.
Carla Audo, quien trabaja para el Centro Cristiano da Esperança, dijo a la ACN que con este emprendimiento “tenemos la posibilidad de contribuir a las familias a comenzar de nuevo, les ofrecemos una razón para quedarse y una ocasión para crear su país”.
Según la fundación pontificia, la crisis económica en Siria se está agravando y varios cristianos comentan que la situación actual es peor que la situación por la que pasaron durante los años de la guerra. Los crecientes costos de vivienda, medicinas y alimentos previenen que muchas familias logren contemplar sus costos básicos. Así, actualmente, alrededor del 90% de la población siria vive bajo el umbral de la pobreza. En la capital, Damasco, muchos cristianos viven en la pobreza, especialmente en los barrios de Jaramana y Dwelaa, donde hay una enorme comunidad cristiana que escapó de la guerra desde otras unas partes del país.
Las familias cristianas con frecuencia procuran apoyo en la iglesia en su pelea contra la pobreza. Por eso, las parroquias ayudan con la donación de canastas básicas, ayuda con el alquiler de la vivienda y subsidios para los gastos de educación. No obstante, muchos cristianos dicen que más allá de que están agradecidos por la asistencia de urgencia, asimismo desean mucho más seguridad laboral para lograr sostener a sus familias. El centro de acompañamiento a los microproyectos quiere, por consiguiente, ser una contestación a esta realidad. La expectativa es repetir en Damasco el mismo éxito logrado con proyectos anteriores en Alepo y Homs, que tuvieron una tasa de éxito del 78%.
En Alepo, entre los proyectos apoyados por Christian Hope Center fue Johnny Sayegh, de 25 años. En 2013, un grupo militante sirio secuestró y asesinó a su padre, lo que dejó a su madre y sus 2 hermanos sin una fuente permanente de capital. Nacido ciego de un ojo y discapacitado tras un incidente en el trabajo, las opciones de carrera de Sayegh eran limitadas. Con el proyecto Christian Hope Center, obtuvo una subvención para comprar equipos para montar un pequeño café, que en este momento mantiene a su familia.
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— ACI Digital (@acidigital) 15 de marzo de 2021