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Catedral de Killarney obligada a mantener las puertas cerradas con candado
Catedral de Santa María Killarney
Las puertas delanteras de la Catedral de Killarney se mantendrán cerradas con candado cuando no se celebren misas, ya que el acceso a funerales, bodas y ancianos se ve obstaculizado por los visitantes de la ciudad que utilizan los terrenos de la iglesia como estacionamiento gratuito.
A pesar de los llamamientos desde el púlpito y los avisos en el boletín parroquial, el estacionamiento dentro de los terrenos de la Catedral de Santa María ha resultado en el bloqueo del acceso al espacio de los coches fúnebres y las fiestas de bodas.
Un letrero que advierte que el estacionamiento en los terrenos de la catedral es solo para quienes asisten a un servicio ha estado en su lugar durante varios años, pero ha sido ignorado.
Hablando esta semana en la radio local, el párroco, el padre Kieran O’Brien, dijo: “No es un estacionamiento público y no nos quedó más remedio que cerrar las puertas cuando no hay servicio”.
Agregó: “Hemos visto algunos autos estacionados dentro de los terrenos de la Catedral a las ocho y media de la mañana y tal vez dejados allí hasta las seis de la tarde. La gente se va al Parque Nacional o va de compras a la ciudad”.
“Le pedimos a la gente que respetara los terrenos de la catedral para las familias que asisten a un funeral o bodas o misas, pero esto no se ha hecho”.
Sin embargo, el padre O’Brien dijo que no quiere que las puertas cerradas con candado mantengan alejados a los asistentes a la iglesia, y dijo que las puertas nunca se cierran con llave cuando se lleva a cabo un funeral o una boda.
Las misas se llevan a cabo todos los días en la Catedral de lunes a sábado a las 10:30 a. m. y a las 6:15 p. m., pero a menudo los asistentes a misa descubren que no pueden estacionar en los terrenos de la catedral.
“Si tenemos un gran funeral o a veces tenemos dos bodas, los que necesitan el espacio de estacionamiento quedan bloqueados porque los 25 o 30 espacios los han ocupado personas que no asisten a ningún servicio”.
El padre O’Brien dijo que espera que “al poner un candado en las puertas, los hábitos de la gente cambien y se acostumbren a la idea de que los terrenos de la catedral no son un estacionamiento gratuito”.
