Carta abierta contra la reforma de pensiones

São Paulo, 15 de marzo de 2017

“La cabeza piensa desde donde pisan los pies”, Frei Betto.

En este 15 de marzo, cuando múltiples organizaciones brasileñas están sugiriendo una huelga general en queja contra la Reforma de la Seguridad Social, en nombre de mis hermanos y del Pueblo de Dios junto con quienes realizamos la misión evangelizadora en nuestro territorio provincial, no tengo otra situación izquierda, salvo una situación frontalmente contraria a la Reforma Previsional iniciativa por el Emprendimiento de Reforma Constitucional (PEC 287/2016), especialmente en lo que se refiere a acrecentar el tiempo mínimo de cotización a 49 años y la edad mínima a 65 años .

Para sostener mi posición, no recurro a argumentos basados ​​en la economía, las matemáticas y la administración, en tanto que no tengo suficientes conocimientos en estas áreas. Sin embargo, basado en la verdad que nuestros hermanos encuentran en los ambientes donde viven y conviven y en el deber por la Justicia, exigencia inalienable del Evangelio, afirmo con convicción que esta iniciativa es un verdadero acto de cobardía hacia los más pobres.

Basta con mirar la lucha día tras día de nuestros hermanos agricultores, singularmente en las áreas despobladas donde estamos presentes en los estados de PR (en especial la Zona Suroeste), SC (Prominente Vale do Itajaí, Meseta Central y Oeste) y ES (especialmente la Colatina zona), o la dureza de la vida de los trabajadores de la periferia urbana de Río de Janeiro (Baixada Fluminense) y São Paulo para caer en la cuenta del grado de disparidad que se encuentra en exigir que estos trabajadores manuales se desarrollen en prácticamente 50 años de trabajo para, más tarde, recibir migajas que apenas abonan las medicinas que se precisan tras una vida de profundo y extenuante trabajo.

¿Quién se favorece de ideas de esta naturaleza? ¿Por qué razón no apostar por estrategias más distributivas y justas? ¿Por qué, para una minoría privilegiada, una innumerable cantidad de permisos y, para la enorme masa de la población, la dureza de explicaciones basadas en razonamientos fríos e inhumanos, basados ​​en la esterilidad de los números?

Estas son cuestiones que nuestros líderes no tienen la posibilidad de eludir responder. Mantengámonos firmes, cada uno de ellos en nuestras posibilidades, para batallar con todas nuestras fuerzas a fin de que nuestro Brasil sea verdaderamente un lugar de justicia y paz para todos.

Con estima fraterna, y con el apoyo de mi Definitorio Provincial, envío mis saludos, rogando a Dios por un tiempo de mayor sentido de humanidad en este país.

Fr. Fidêncio Vanboemmel, OFM

Ministro Provincial de la Provincia Franciscana de la Inmaculada Concepción de Brasil