Confía en Dios en todos y cada situación, toma posesión de la promesa de amor que el Señor te hace cada día.
Aunque fuertes olas de miedo y también inseguridad sobre tu presente y futuro asfixien tu corazón por tantas pérdidas, respira hondo, separa la mirada de lo malo y regresa tu corazón al Señor.
Ningún mal es eterno frente a la clemencia y lealtad de Dios que es vuestro sostén y consuelo.
Nada ni absolutamente nadie puede hacerte daño si el Señor está ante ti, agárrate fuerte y eleva tu grito hoy: ¿Quem como Deus?
Busca tu consuelo en el Señor frente a la pérdida de alguien amado, trabajo, familia, amigos.
Tu vida es una bendición, un don precioso del Señor que trae la luz del Espíritu Beato que alumbra tantas almas perdidas.
Dios es leal y jamás te fallará, su divina providencia te dará lo que necesitas para tu felicidad.
Quita de tu corazón todo sentimiento de odio y venganza por el daño que te han hecho, cada uno va a recibir lo que ha sembrado a lo largo de su vida.
Donde reina el cariño, allí está Dios, donde mora la Fe, está la seguridad de la victoria y del cielo.
Todo lo puedo en Cristo que me hace más fuerte!
¡Dios te bendiga a ti y a tu familia!
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