Beatificada Verónica Antal, mártir de la pureza
La Iglesia rumana tiene una nueva Beata, una muchacha veinteañera que prefirió que la matasen antes que renunciar a su castidad. La liturgia en Rumanía, en presencia del cardenal Giovanni Angelo Becciu, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, expresó la promesa de que ‘Dios dé a Rumanía exactamente el mismo valor que tuvo Verónica Antal, para caminar por los caminos del bien y del amor ”.
Roberta Barbi – Localidad del Vaticano
“La novedosa Santa Verónica Antal, fascinada por Santa María Goretti, “icono de la pureza”, consagró su historia a Jesús y a Él fue fiel hasta el martirio, ocurrido en un trágico contexto de gran padecimiento y persecución para los cristianos. de esta tierra”.
De esta manera lo destacó el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, Cardenal Angelo Becciu, en la homilía de la Misa de beatificación de Verónica Antal, conmemorada este sábado 22 por la mañana en la Iglesia de la Asunción en Nisiporesti, Rumanía.
Recordando la persecución comunista de los cristianos
“En ese triste periodo – dijo el cardenal – ortodoxos, católicos y protestantes fueron detenidos no solo por ponerse en contra al régimen, sino también pues estaban prestos a dar testimonio de su fe en Jesús, aspecto que a los ojos de los perseguidores aparecía como “ culpa”. mayor que ser castigado. La vida de la red social católica fue particularmente puesta a prueba por la doctrina comunista” con una educación leninista-marxista, “perjudicial para toda la sociedad rumana, ya que excluyó a Dios y los valores cristianos del horizonte de la vida de la gente, en un intento de destruir las ánimas”.
Ejemplo de diálogo ecuménico entre católicos y ortodoxos
En su homilía, el cardenal Becciu recordó la asistencia dadivosa que Verónica brindó a los necesitados “sin realizar distinción alguna entre leales pertenecientes a la Iglesia católica y a la Iglesia ortodoxa”.
“Dio así un ferviente testimonio de fraternidad y de diálogo sincero”, “un mensaje clarísimo para nosotros -observó- para hallar la solidaridad y la comunión recíproca, aumentando el ecumenismo del calvario, que el Beato Padre Francisco invoca todo el tiempo”. “Que Dios dé a Rumanía – concluyó el cardenal Becciu – el mismo valor que tuvo Verónica Antal, para caminar por los caminos del bien y del amor”.
Una vida como muchas otras
Estaba leyendo la biografía de Santa María Goretti, sin entender que en unos días tendría el mismo final: muerta a manos de un hombre que deseaba aprovecharse de ella. La novedosa santurrona, Verónica Antal, cuyo martirio en odium fidei fue conocida oficialmente – comentando esa lectura, le había confiado a una amiga que, de ser preciso, ella asimismo se habría comportado de esta manera, tanto que en un papel había escrito: “Yo pertenezco a Jesús y Jesús es mío ”. En verdad, para mantenerse fiel a él, prefirió la muerte.
Natural de el seno de una familia de granjeros en Nisiporesti, Moldavia (norte de Rumania), la abuela de Verónica significó mucho en su niñez, quien le enseñó a orar y participar en la misa dominical, además de introducirla en la utilización de la rueca y en la costura. , lecciones que te dejarán crear diferentes prendas propias de tu país.
En cuanto al resto, era una pequeña alegre como todas las otras: nunca descuidó la escuela, a pesar de que debía contribuir con las labores del campo a las que se dedicaba toda su familia, tanto que sus progenitores han comenzado a elaborar su dote. , persuadida de que le aguardaba un futuro con una casa y una familia propia.
Una monja sin convento
No obstante, a los 16 años, Verónica recibe la llamada del Señor. Rezar el Rosario, la Eucaristía y participar en la Misa diaria, para lo que caminó unos ocho km a pie, debiendo levantarse antes del amanecer, por el momento no le basta: quiere ingresar en un convento.
Desafortunadamente, sin embargo, el gobierno comunista había suprimido todas y cada una de las órdenes religiosas en Rumania, y ella debió contentarse con vivir su vida de clausura en su casa, donde organizó una habitación donde podía retirarse a orar cuando sintiese la necesidad.
Ahora terciaria franciscana e entrando en la Milícia da Imaculada, profesó en privado el voto de castidad y se convirtió en el alma de la parroquia, cuidando a los pobres, enseñando el catecismo a los pequeños, prestando asistencia a los enfermos solitarios, a los ancianos, a las mamás en contrariedad. “Esta es la intención de Dios, vuestra santificación”, es su lema que jamás olvida.
el lirio sanguinolento
Fue exactamente por los preparativos para la Confirmación que unos jóvenes iban a llevar a cabo al día después que Verónica se quedó en la iglesia esa noche del 23 de agosto de 1958, como si intuyese lo que le iba a pasar.
En los ocho km entre campos que debía atravesar, Verónica está con Pavel, un joven de la región que empieza a atacarla con proposiciones indecorosas, y ante su rechazo, la aniquila de 42 puñaladas, dejándola sola. desangrado en un campo de maíz. La hallarán por la mañana siguiente en un charco de sangre, inviolable, con la corona del rosario aún agarrada entre sus dedos.
santurrones de la pureza
“Vivió como una santa y murió de esta forma”, afirmaban todos en la localidad y pronto comenzaron a visitar el lugar de su martirio como un santuario. El día de hoy, la nueva Beata es venerada por los católicos y ortodoxos de la diócesis, que le encomiendan sus problemas, con lo que con razón puede ser inscrita entre los llamados Santos de la Pureza, cuyos ejemplos mucho más populares son la ya citada Santa María. Goretti y Santo Domingo Savio, quien dijo: “Muerte, pero no pecado”.
Pero asimismo están la eslovaca Anna Kolesárová, beatificada hace unos días, y, a raíz del reconocido martirio en defensa de la pureza, la italiana Teresa Bracco, asesinada durante un ataque nazi, y la polaca Carolina Kozka, alejada de la casa. por un soldado de ocupación ruso.
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