Vaticano, 03 mar. 21 / 07:36 am (ACI).- Em sua catequese na Audiência Geral de esta quarta-feira, efectuada no Palácio Apostólico e sem a presença do público, o Papa Francisco assinalou a oração como aquela porta que nos permite o acesso a Deus que es amor.
“El día de hoy y la semana próxima deseamos ver de qué forma, merced a Jesucristo, la oración nos abre a la Trinidad, al mar inmenso de Dios-Amor Sacerdote.
“Realmente no sabíamos de qué forma orar: qué expresiones, qué sentimientos y qué lenguaje eran apropiados para Dios. En esa petición dirigida por los acólitos al Maestro, que hemos recordado muchas veces en el curso de estas catequesis, está toda la vacilación del hombre, sus repetidos intentos, a menudo ineficaces, de dirigirse al Constructor: “Señor, enséñanos a orar (Lc 11, 1)”, meditó el Papa.
En su discurso, el Pontífice asimismo meditó sobre la relación de amor que Dios establece con la humanidad en Jesús.
“¿Por qué razón el hombre debe ser amado por Dios? No hay razones obvias, no hay proporción… Hasta el punto de que en la mayoría de las mitologías no se contempla el caso de un dios que se preocupa por los temas humanos; por contra, son irritantes y molestos, absolutamente insignificantes. Incluso para Aristóteles, Dios sólo puede pensar en sí mismo. Como máximo, somos los humanos los que procuramos conquistar a la deidad y ser agradables a sus ojos. De ahí brota el deber de la “religión”, con el corolario de sacrificios y devociones que se proponen de forma continua para tener como aliado a un Dios mudo e indiferente”, dijo.
El Santurrón Padre asimismo afirmó que nunca habríamos creído en un Dios que ama al hombre, su criatura, “si no hubiéramos conocido a Jesús”.
“Es el escándalo que encontramos esculpido en la parábola del padre misericordioso, o en la del pastor que va en pos de la oveja perdida (cf. Lc 15). Historias como estas no podrían ser concebidas o incluso comprendidas si no nos hubiéramos encontrado con Jesús. ¿Qué clase de Dios está dispuesto a morir por las personas? ¿Qué clase de Dios quiere siempre y en todo momento y con paciencia, sin querer ser amado a cambio? ¿Que Dios admite la tremenda falta de gratitud de un hijo que pide su herencia de antemano y se marcha de casa despilfarrándolo todo? (cf. Lc 15, 12-13)», ha dicho el Pontífice, mencionando a la parábola del hijo pródigo.
“Entonces Jesús nos dice con su vida hasta qué punto Dios es Padre. Tam Pater nemo: absolutamente nadie es padre como él. Nos cuesta imaginar de lejos el amor del que está llena la Muy santa Trinidad, y qué abismo de benevolencia recíproca existe entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Los iconos orientales nos permiten intuir algo de este misterio que es origen y alegría de todo el cosmos”.
Para acabar, el Papa Francisco enseñó que “Sobre todo, nos cuesta creer que este amor divino se alargue, llegando al nivel humano: somos el final de un amor que no posee igual en la tierra. El Catecismo explica: “La raza humana santa de Jesús es, pues, el modo perfecto en que el Espíritu Beato nos enseña a rezar a Dios nuestro Padre” (n. 2664).
“Es la gracia de nuestra fe. Verdaderamente no podíamos esperar una vocación más exaltada: la humanidad de Jesús puso a nuestra disposición la vida misma de la Trinidad”, concluyó.
Antes de despedirse, el Papa también dirigió un saludo a los leales de lengua portuguesa:
“Queridos oyentes de lengua portuguesa, os saludo a todos y os animo a venerar a San José, el hombre de la presencia cotidiana prudente y oculta, tomándolo como intercesor, acompañamiento y guía en los momentos de contrariedad, para nosotros y vuestros familiares, a fin de que que jamás dejéis que se os finalice el aceite de la fe y de la alegría, que aflora de la vida en comunión con Dios!”
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