Ángelus: abandonad las piedras de la condenación, convertíos
Antes de recitar con los fieles el rezo del Ángelus mariano, Francisco comentó la liturgia de este quinto domingo de Cuaresma, que protagoniza el episodio de la mujer adúltera.
Bianca Fraccalvieri – Ciudad del Vaticano
Abandonad las piedras de la difamación y del juicio, convertíos y comenzad una nueva vida: este fue el mensaje que el Papa transmitió a los fieles cuando rezó con ellos, en la Plaza de San Pedro, el Ángelus dominical.
Antes de la oración mariana, Francisco comentó la liturgia de este quinto domingo de Cuaresma, que protagoniza el episodio de la mujer adúltera.
En él, explicó el Papa, se contraponen dos actitudes: la de los redactes y fariseos por un lado, y la de Jesús por otro.
El episodio cuenta al Maestro enseñando en el templo, cuando los escribas y fariseos le traen una mujer asombrada en adulterio; lo colocan en el medio y le solicitan a Jesús que lo apedree, como prescribe la Ley de Moisés.
“Los interlocutores de Jesús están atrapados en las ataduras del legalismo y quieren encarcelar al Hijo de Dios en su perspectiva de juicio y condenación”, reflexionó Francisco. “Pero Cristo no vino al mundo para evaluar y condenar, sino para salvar y ofrecer a la gente una vida nueva”.
tirar la primera piedra
Jesús tiene una reacción, en primer lugar, guardando silencio un rato y agachándose para redactar algo en el suelo y luego afirma: “El que de nosotros esté sin pecado, que sea el primero en arrojarle la piedra”.
“De este modo, Jesús apela a la conciencia de aquellos hombres: se sentían ‘vencedores de la justicia’, pero los llama a ser siendo conscientes de su condición de hombres pecadores, por lo que no pueden reclamar derecho de vida o muerte. sobre un prójimo tuyo.”
Los hombres abandonan el lugar uno por uno y dejan de apedrear a la mujer.
Para Francisco, esta escena invita a cada uno de nosotros a tomar conciencia de que somos pecadores ya permitir que caiga de nuestras manos las piedras de difamación y condena que a veces nos agradaría arrojar a los demás.
“Cuando charlamos mal del resto, tiramos piedras, somos como ellos”.
Miseria y Misericordia
En el final, sólo quedan Jesús y la mujer, “miseria y clemencia”, dice el Papa citando a San Agustín.
Jesús se despide de la mujer con estas palabras: “Puedes irte, y de ahora en adelante no peques más”.
Esta convidación, añadió el Papa, se aplica a cada uno de nosotros: “En el momento en que nos excusa, Jesús nos abre un nuevo camino para seguir adelante”.
En este tiempo de Cuaresma nos encontramos llamados a reconocernos pecadores ahora pedir perdón a Dios.
Y el perdón, a su vez, mientras que nos reconcilia y nos ofrece la paz, nos hace recomenzar una historia renovada.
“Toda conversión verídica se dirige hacia un futuro nuevo, hacia una vida nueva, bella, libre de pecado, generosa.
No tengamos miedo de pedir perdón a Jesús, porque Él nos abre este nuevo sendero”.
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