RELIGION CRISTIANA

Amenazas de muerte no detienen a obispo en Colombia

BOGOTÁ, 15 de marzo. 21/12:00 pm (ACI).- Monseñor Rubén Darío Jaramillo es obispo de Buenaventura (Colombia); y si bien desde junio de 2020 recibe amenazas de muerte por parte de grupos delincuentes, no ha cesado en su dura tarea y acaba de conceder 41 casas a las familias más pobres de la región portuaria, ciertas cuales vivían en condiciones infrahumanas.

Monseñor Jaramillo recibió las primeras amenazas de muerte en el mes de junio de 2020. Este año llegaron mucho más y esto provocó que todo el Episcopado colombiano se solidarizara con él y 14 obispos de la zona se reunieron en Buenaventura, del 2 al 4 de marzo, para valorar la situación. y mostrar proximidad.

En un comunicado fechado el 4 de marzo, los 14 obispos expresaron “solidaridad, proximidad, cariño y acompañamiento a nuestro hermano obispo de esta diócesis, monseñor Rubén Darío Jaramillo Montora, por las amenazas que viene recibiendo desde hace ya tiempo contra su integridad y vida, y otros servidores de la comunidad.

Los pobladores de Buenaventura están en medio de un enfrentamiento entre 2 grupos delincuentes, que ha visto un aumento de homicidos, desplazamientos internos, desapariciones y extorsiones desde principios de 2021.

Según el períodico colombiano El País, en los primeros un par de meses de 2021 hubo 30 asesinatos en Buenaventura. La mayor parte de los asesinados tenían menos de 30 años.

La construcción de las casas “es un proyecto efectuado con la ayuda de una fundación en Estados Unidos llamada Fundepaz New York, que nos entregó fondos para construir 41 casas para las familias más pobres y necesitadas de Buenaventura”, explicó el obispo a ACI Prensa. , agencia en castellano del conjunto ACI, este viernes 12 de marzo.

El obispo explicó que las familias adjudicatarias fueron escogidas entre las mucho más pobres, que vivían en viviendas muy precarias. Estos fueron demolidos y se construyeron las nuevas casas en el lote, las que fueron entregadas el 11 de marzo.

Monseñor Jaramillo explicó que las casas cuestan un promedio de ocho mil dólares americanos. “Un valor bajísimo. Son casas humildes, pero bien construidas, construidas en material firme con tres cuartos y un baño”, provistas de estufa, tubo de gas, mesa, camas y jergones.

Cada familia beneficiaria tiene cerca de cinco miembros. Por consiguiente, los adjudicatarios son un total de unas 200 personas que en este momento tienen la posibilidad de vivir mejor “y reposar tranquilas”.

“Van a tener una mejor calidad de vida pues vivían en condiciones infrahumanas, durmiendo en el suelo, por ejemplo, y con leña y humo en las viviendas”.

“Proseguimos adelante, sin miedo, con valentía, con ganas de seguir luchando por el hecho de que debemos entregarnos completamente. Siempre y en todo momento me acompañan dos policías y en mi casa hay seguridad persistente. El Estado hace su trabajo, pero yo no puedo dejar de hacer lo que nos corresponde. Proseguimos con el pueblo”, dijo el obispo de Buenaventura, en diálogo con ICA Presa.

“Sigo con el trabajo en las comunidades, visitando la parte pastoral, las celebraciones, acompañando de manera permanente a la gente humilde. Eso no lo vamos a cambiar pues eso es lo que desean (los grupos al margen de la ley), que me calle, que me calle, que no lleve a cabo nada. El miedo paraliza, pero si no hay miedo, hay que proseguir adelante”.

Monseñor Jaramillo mencionó que solo en enero, 28 familias se vieron obligadas a dejar sus hogares. “Son tan pobres que no tienen la posibilidad de salir de la ciudad y se cambian de barrio. Así, no resuelven nada pues también hallan enfrentamiento. Es una situación muy difícil para las personas que tienen que salir de estos barrios donde la crueldad los oprime”.

“Como se van, pierden su cultura, su familia, lo pierden todo”, lamentó.

En Buenaventura, la crueldad dejó a más de mil personas desaparecidas, el 82% de la población vive en la pobreza extrema y el desempleo ronda el 66%.

“Los primordiales inconvenientes son todos”

Al ser consultado sobre los desafíos que encara su diócesis, el prelado colombiano dijo que “los principales inconvenientes son todos. Hay problemas de todo género: humanos, de vivienda, de agua potable que solo llega 6 horas cada un par de días, tenemos problemas de saneamiento básico, de salud”.

Otro tema complejo es el desempleo, agravado por “una gravísima corrupción en el Estado y enormes bandas criminales. Todo lo mencionado genera una composición que no permite seguir en el desarrollo de Buenaventura”.

Ante esta realidad, el obispo explicó que existen varios proyectos en marcha. “Estamos trabajando en varias cosas. Contamos un conjunto llamado ‘Buenaventura Siembra Promesa’. Con este proyecto convertimos algunos espacios feos para embellecerlos con esculturas, pinturas y murales. Ya llevamos múltiples, pero vamos a continuar”.

Monseñor Jaramillo asimismo dijo que se ampliará el trabajo del Banco de Alimentos pues se edificarán 30 restaurantes comunitarios en toda la localidad, gracias al gobierno local.

“Vamos a dar alimentos a las personas mucho más necesitadas, ayudados por las parroquias y de este modo vamos a llegar a toda la red social. Ciertos restaurantes van a tener aptitud para dar de comer hasta 500 personas.

Para finalizar, el obispo de Buenaventura aseguró que frente toda esta situación es esencial “asistir un tanto. Al menos es una gota. La Madre Teresa de Calcuta solía decir: ‘qué sería del océano sin esa gota de agua’”.

“Somos una gota en medio del océano y necesitamos esto. Requerimos muchas gotas para generar algo diferente en esta ciudad”.

Anunciado originalmente en ACI Press. Traducido y amoldado por Nathália Queiroz.

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