Bendito sea Dios por otra nueva ocasión de ser y realizar feliz al otro.
Abre tu corazón a las oportunidades que Dios te ofrece para ser una mejor persona.
Deja de lamentarte de la vida, murmurando tanto de tu rutina diaria, de la gente que te rodean y hasta de Dios, culpándolo de tu infelicidad. Quien vive para murmurar no tiene tiempo para ser feliz.
Si deseas una vida diferente, tienes que estar abierto a los cambios y estos empiezan contigo.
Separa la visión de las cosas malas de tu pasado que terminaron por endurecer tu corazón y te impidieron presenciar nuevas oportunidades.
En Dios es posible reconstruir una nueva historia.
Sé humilde al admitir opiniones y críticas edificantes de quienes te aman y quieren tu bien.
Pídele cada día al Espíritu Santo la docilidad de guardar el bien en tu corazón y la sabiduría en tus actos.
¡Con Dios se puede, con Dios vencerás!
¡No dejes para mañana lo que Dios te solicita hoy!
Todo lo puedo en Cristo que me hace más fuerte!
¡Dios te bendiga a ti y a tu familia!
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