Adviento: tiempo de preparación y espera

La Iglesia peregrina en este planeta nos ayuda a vivir ahora entender la santidad del tiempo. Cada instante tiene su significado y exigencias, y el Adviento no es diferente. Este sendero prenavideño nos asiste a entrar en espíritu de preparación y de espera, confiados en la llegada del Salvador. Para esto, es necesario mirarnos a nosotros, y siguiendo la propuesta de las Sagradas Escrituras, “preparad los caminos del Señor”. Siguiendo las directrices de la Iglesia, aquí van algunos consejos que nos pueden contribuir a vivir mejor el tiempo de Adviento:

Siguiendo el ejemplo de MaríaLa liturgia nos invita, a lo largo de en todo momento de preparación al nacimiento, a celebrar frecuentemente y de manera ejemplar la figura de María, discípula fiel, madre del Salvador. En especial en la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre, y de Nuestra Señora de Guadalupe, el 12 del mismo mes. En la primera celebración tenemos la posibilidad de reflejar la actitud de fe y humildad con la que María abraza el proyecto de Dios, aceptando libremente ingresar en la narración de la salvación. En el segundo, mirando a nuestro conjunto de naciones, confirmamos la certeza de una madre que viene a nuestro acercamiento y nos consuela diciendo: “No se turbe vuestro rostro ni tu corazón. No tengáis miedo de esta enfermedad ni de ninguna otra, no les turbéis, ¿no estoy yo aquí, que soy vuestra madre?

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La construcción del belénEn 2019 el Papa Francisco, con el archivo “signo admirable”, nos instó a regresar en familia y crear este signo admirable, que nos transporta a la construcción de ese instante que cambió nuestra historia, en el momento en que la Palabra de Dios se realizó carne y empezó a caminar junto a nosotros. Por lo tanto, procuremos un momento durante el Adviento para elaborar y construir nuestro belén, poniendo a María y José, esperando al niño Jesús.

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Prosigue la Novena de NavidadAcostumbrados a reunirnos en persona para rezar la novena, por las situaciones que estamos viviendo, no podemos poner en riesgo nuestra salud, por lo que requerimos ser creativos y dar rastreo de una forma diferente. Tenemos la posibilidad de rezar en casa con nuestra familia, como tanto se ha insistido en consolidar una iglesia doméstica, o tenemos la posibilidad de explotar los medios cibernéticos para prepararnos al lado de familiares y amigos que no tienen la posibilidad de estar juntos. Este ejercicio de piedad y devoción, aunque realizado de manera diferente, no puede descuidarse.

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Meditar la PalabraDurante todo el período de Adviento, la liturgia nos ofrece un camino de preparación por medio de las lecturas bíblicas, singularmente en los anuncios de los profetas y en la vida de san Juan Bautista, el precursor. Aprovechemos para tomar nuestra Biblia y sumergirnos en el secreto de la preparación y Encarnación del Hijo de Dios.

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la corona de advientoTenemos la posibilidad de preparar en el hogar una ofrenda floral que cerca del belén nos deje ver la Luz que crece y que nos asista a comprender que Él ya viene, que cada día está más cerca. Regocijándonos por la llegada de Dios con nosotros, del Salvador. Para la elaboración basta que tengamos unas ramas verdes, que simbolizan la promesa, junto a las 4 velas, que nos recuerdan las semanas previas al nacimiento del Salvador.

Además de estos cinco consejos inspirados en las enseñanzas de la Iglesia, estemos atentos y vigilantes para no caer en el consumismo. El tiempo se presta para caer de forma fácil en proposiciones de mercado. La situación que estamos viviendo nos ordena a adoptar actitudes mucho más austeras y menos superficiales, y no olvidar a esos que están pasando por instantes de contrariedad, más que nada por la falta de empleo, el temor a enfermar o a tener a alguien hospitalizado, peleando entre la vida y muerte. Que repitamos en todo momento: “¡Ven, Señor, no tardes!”, abre nuestros ojos para lograr estar listos y admitir tu presencia en medio de nosotros. Buen Adviento a todos.

* Producto del P. Alejandro Cifuentes FloresBasílica Menor Nossa Senhora da Boa Viagem