Abusos en la Iglesia: la carta del Papa a los fieles
Francisco escribió una carta a todo el Pueblo de Dios para charlar de la “vergüenza” que causan las situaciones de abusos realizados en Pensilvania y solicita oración y ayuno, aparte de una actuación estable por parte de las autoridades eficientes.
ciudad del Vaticano
«¿Un integrante padece? Todos los demás integrantes padecen con él» (1 compañía 12, 26). El Papa Francisco se inspiró en las palabras del Apóstol Pablo para divulgar este lunes (20 de agosto) una carta a todo el Pueblo de Dios sobre las denuncias de abusos cometidos por clérigos y personas consagradas.
Este crimen, dice el Pontífice, “genera profundas heridas de mal e impotencia” en las víctimas, sus familias y toda la comunidad de creyentes y no creyentes.
“El dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor, con lo que debemos ratificar una vez más nuestro compromiso de garantizar la protección de menores y mayores en situación de puerta de inseguridad. ”
Pensilvania
Francisco cita de forma especial el informe publicado en los últimos días sobre las situaciones realizados en el Estado de Pensilvania, en Estados Unidos.
“Sentimos vergüenza en el momento en que nos damos cuenta de que nuestro modo de vida contraría y contraría lo que proclamamos con nuestra voz”, escribe el Papa. Habla también de negligencia, abandono y arrepentimiento y cita las expresiones del entonces cardenal Ratzinger cuando, en el Vía Crucis de 2005, denunciaba la “inmundicia” que hay en la Iglesia.
Para el Pontífice, la intensidad y gravedad de los hechos obligan a asumir este suceso de forma global y social.
Solidaridad
No basta entender lo que pasó, pero como Pueblo de Dios, “nos encontramos interpelados a asumir el dolor de nuestros hermanos heridos en la carne y en el espíritu. Si anteriormente la omisión ha podido convertirse en una forma de contestación, el día de hoy queremos que sea la solidaridad”.
El Papa explica lo que entiende por solidaridad: resguardar y rescatar a las víctimas de su mal; denunciar todo cuanto pueda comprometer la integridad de cualquier persona; combatir contra todas las formas de corrupción, singularmente la corrupción espiritual.
“El llamado de Pablo a sufrir con los que padecen es el más destacable antídoto contra cualquier intento de continuar repitiendo entre nosotros las palabras de Caín: “¿Soy yo el guardián de mi hermano?” (Gén 4, 9).”
Reconocimiento de sacrificios
Francisco reconoce “el esfuerzo y trabajo que se está realizando en diferentes unas partes del mundo para asegurar y producir las medidas necesarias que brinden seguridad y cuiden la integridad de niños y mayores en situación de vulnerabilidad, así como la implementación de la ‘tolerancia cero’ y de la rendición de cuentas para todos los que efectúan o encubren estos delitos”.
El Papa reconoce además de esto el retraso en la app de estas medidas y sanciones tan primordiales, pero confía en que ayudarán a asegurar una mayor cultura del precaución en el presente y más adelante.
oracion y penitencia
El Pontífice hace asimismo una invitación a todos los leales: oración y penitencia.
“Invito a todo el Santurrón Pueblo fiel de Dios al ejercicio penitencial de oración y ayuno, siguiendo el mandato del Señor, que despierte nuestra conciencia, nuestra solidaridad y deber con una cultura del precaución y del ‘jamás más’ de cualquier clase y forma de abuso. ”
En la raíz de estos problemas, Francisco ve una manera anormal de comprender la autoridad en la Iglesia: el clericalismo.
Favorecido tanto por los propios sacerdotes como por los laicos, el clericalismo “genera una ruptura en el cuerpo eclesial que favorece y contribuye a perpetuar varios de los males que hoy denunciamos. Decir no al abuso esto es enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo”.
Además de la oración y el ayuno, el Papa cuestiona el sentido de pertenencia: “Esta conciencia de sentirnos parte de un pueblo y de una historia común nos dejará admitir nuestros errores y fallos pasados con una apertura penitencial con la capacidad de dejarse llevar por renovarse desde dentro”.
atrocidades
Por último, Francisco utiliza la palabra “atrocidad”.
“Es imperativo que nosotros, como Iglesia, reconozcamos y condenemos, con dolor y vergüenza, las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos los que tenían la misión de asistir y cuidar a los más vulnerables. Pidamos perdón por los errores, los nuestros y los del resto. ”
Y mediante la actitud de oración y penitencia, realizar crecer en nosotros el don de la compasión, la justicia, la prevención y la reparación.
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