2 Corintios 8:9 Devocional

Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que siendo rico, por amor a vosotros se hizo pobre, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos.-2 Corintios 8:9

Cuando Jesús ascendió a la montaña para enseñar a las multitudes, los que lo miraban esperaban que proclamara una nueva y poderosa autoridad sobre el partido gobernante actual. Los romanos, que habían ocupado los territorios judíos, habían instituido un régimen brutal que vio la pobreza y la violencia generalizadas contra la gente. En Jesús, la gente vio a un Rey que venía a librar la tierra de los romanos y traer salud y riqueza a la gente una vez más. ¡Ya no serían esclavos del imperio romano, ahora vivirían cómodos con el Rey Jesús!

Imagine su confusión cuando Jesús pronunció estas palabras que cambiaron el mundo:

“Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos”.Mateo 5:3

Cuando Jesús llegó, trajo consigo una ética completamente nueva para vivir en el Reino de Dios. Los hombres y las mujeres ya no debían competir por la posición y el poder, sino que debían convertirse en siervos unos de otros. En lugar de acumular riquezas en sus almacenes, debían abrir las puertas de par en par con alegría y dar a todos los que tenían necesidad. En lugar de buscar justicia por las malas acciones, estas nuevas personas debían vivir con generosidad abierta y perdonar a todos.

¿Puedes ver ahora por qué la gente comenzó a alejarse de Jesús cuando escucharon estas palabras?

En Su vida, Jesús mostró que la forma en que vivimos nuestras vidas físicamente muestra cómo somos espiritualmente. Jesús mismo modeló esta ética cuando se humilló a sí mismo y dejó su trono como Rey de reyes para convertirse en un niño pobre y desamparado en un granero. Su vida de pobreza y Su muerte en la brutal cruz romana demostraron que Su obra no era de un Reino físico, sino espiritual.

Es esta asombrosa gracia que Jesús mostró que el apóstol Pablo escribe en nuestra lectura de hoy. Cuando comprendemos verdaderamente cómo vivió Jesús su vida, comenzamos a comprender cómo debemos vivir como sus discípulos. Aunque Jesús tenía gran poder y riqueza como Rey, se inclinó para convertirse en un siervo sufriente. Aunque tenemos riqueza y poder en la vida resucitada, también debemos inclinarnos para servir a aquellos que son diferentes a nosotros, ¡o incluso en nuestra contra! En esta humildad, el creyente no es impotente, sino que es más poderoso y tiene un propósito en su servicio.

¿Cómo es para ti esta vida de poderosa humildad? ¿Cómo cambiaría la forma en que vives tu vida todos los días?

Preguntas para reflexionar sobre 2 Corintios 8:9

#1 Lea el pasaje de hoy una vez más. ¿Cómo nos muestra la vida de Jesús en la tierra cómo debemos vivir como sus discípulos? Cuando la gente nos mira, ¿ven a Jesús en nuestras acciones y palabras?

#2 Cuando Jesús fue atacado, ridiculizado y finalmente colgado en la cruz, nunca perdió Su habilidad de llamar a las legiones del cielo para que vinieran en Su ayuda. En cambio, Él tomó sobre Sí mismo el sufrimiento y la muerte necesarios para que nosotros fuéramos restaurados a Él. ¿Cómo muestra el ejemplo de Jesús cómo debemos reaccionar ante aquellos que son nuestros “enemigos” aquí en la tierra?

Oración

Señor Jesús, gracias por vivir una vida humilde y radical. Gracias por elegir humillarte hasta la cruz para que pueda conocerte a ti y tu amor por mí. Admito que a menudo lucho por vivir la vida que Tú me has llamado a vivir. Mi naturaleza egoísta y mis caminos pecaminosos me impiden elegir vivir en servidumbre a aquellos por los que moriste para salvar. Ayúdame a saber cómo viviste Tu vida cada día y guíame en cómo vivir igual hoy, mañana y siempre. Anhelo saber cómo funciona Tu Reino en mi mundo hoy.