OFICINA CENTRAL, 12 mar. 21/05:00 am (ACI).- San Luis Orione, cuya fiesta se festeja este 12 de marzo, decía: “No es entre las palmeras donde quiero vivir y morir, sino entre los pobres que son Jesucristo”. Es el principal creador de la llamada Pequeña Obra de la Divina Providencia y de otras congregaciones dedicadas a los mucho más necesitados.
Don Orione, como se le conoce popularmente, nació en Italia en 1872. En su adolescencia fue alumno de San Juan Bosco en el Oratorio de Valdocco en Turín. “Siempre seremos amigos”, dijo Don Bosco al joven.
Más tarde ingresó en el seminario de Tortona y abrió el primer oratorio para cuidar a la educación cristiana de los jóvenes. Luego, a los 21 años, abrió una escuela para niños pobres en el vecindario de São Bernardino.
En 1895 fue ordenado sacerdote y celebró su primera Misa cubierto de niños. Transcurrido el tiempo, abrió novedosas casas en distintas unas partes de Italia. De a poco, se le unieron clérigos y curas. Se dedicó a instruir a los jóvenes, predicar, visitar a los pobres y enfermos.
En 1903, el obispo de Tortona reconoció canónicamente a los Hijos de la Divina Providencia (sacerdotes, hermanos coadjutores y ermitaños), la congregación masculina de la Pequeña Obra de la Divina Providencia, dedicada a colaborar para llevar a los pequeños, a los pobres y al pueblo al Iglesia y al Papa, por medio de las proyectos de caridad.
Trabajó activamente por la libertad, la unidad de la iglesia y la cristianización de los trabajadores. Asistió heroicamente a las víctimas del terremoto de 1908, en el que fallecieron 90.000 personas.
Fundó la Congregación de las Hermanas Misioneras de la Caridad, las Hermanas Sacramentinas Ciegas Adoratrices y después las Contemplativas de Jesús Crucificado.
Organizó conjuntos laicos: las Damas de la Divina Providencia, las Exalumnas y las Amigas. Más tarde se formó el Instituto Secular Orionita y el Movimento Laical Orionita.
Después de la Primera Guerra Mundial, se multiplicó el número de escuelas, colegios, colonias agrícolas, obras de caridad y sociales. Don Orione creó los “Pequeños Cotolengos”, que asistían a los mucho más sufrientes y dejados en las afueras de las grandes ciudades.
Envió múltiples expediciones misioneras a distintas unas partes del mundo, llegando aun a viajar a países de América Latina como Argentina, Brasil, Uruguay y Chile. Contó con la cree de los Papas San Pío X, Benedicto XV, Pío XI y Pío XII, quienes le encomendaron resolver inconvenientes dentro y fuera de la Iglesia.
Construyó los santuarios de Nuestra Señora de la Guarda, en Tortona, y Nuestra Señora de Caravaggio, en Funo. Rodeado del amor de sus religiosos, partió hacia la Casa del Padre el 12 de marzo de 1940, suspirando: “¡Jesús! ¡Jesús! Estoy yendo”.